viernes, 28 de junio de 2013

LXIII. ¡Feliz viernes!

No sé qué pasa últimamente. La sociedad española, en general, e incluso la europea está, sumida en una vertiginosa corriente de noticias repletas de infortunios. Realmente, me dan escalofríos. No hay día en la semana que uno se levante y, al acceder a la versión digital de las principales publicaciones, vea un cúmulo de información que no hace sino abocarte a la desesperación: corrupción, desfalco, malversación, traición, ruina, suicidios, asesinatos... No hay nada que invite a la esperanza, a querer ver la luz al final del túnel. 

Poco a poco la Justicia actúa pero, a medida que va a actuando se abren nuevos casos a raíz de los solucionados, que implican a más gente y cada vez de mayores esferas y te das cuenta de que estás, realmente, en el país de la pandereta. Un país en el que si alguien ha tenido acceso a dinero público no ha dudo en llevárselo a espuertas. Han robado, han estafado, han engañado y malgastado tanto como han podido. Yo siempre he pensado, por un simple hecho de confianza, en la honorabilidad de los políticos como también lo hice con la santidad del sacerdocio. Creía en los altos y nobles ideales, en los valores del Estado, en el honor. Pero, obviamente, la política se ha convertido en el más claro antónimo de los elevados y nobles ideales. Han quedado para ser rufianes, mafiosos de poca monta que no merecen ser recordados ni en los peores metrajes del cine negro. 

¡Ahora que caigo! De esto ya he hablado en otras ocasiones...¿Será que sigo sumido en los mismos pensamientos? ¿O quizá sea por que estoy cayendo en la cuenta de que, realmente, el poder no reside en la política sino en los medios? La orientación política e ideológica está implícita en la presentación de la información. Es innegable. ¿Estamos en una paradoja en la que política y medios se funden bajo unos mismos intereses? Espolear de ánimos, de motivaciones y de esperanzas a los lectores-votantes para tener así a una grey desmoralizada que, en definitiva, no plantee una subversión masiva sino un estado de letargo mental, que les permita mantener un subversivo orden de las cosas que les favorezca en mantener rumbo y sesgo en la dilapidación de la educación, valores y moral. 

Recuerdo cómo estando en clase surgió un debate similar. El poder de la política, la capacidad de controlar a la masa a su antojo. El profesor me interpeló si estaba de acuerdo en esa afirmación y, rotundamente, le contesté que no. ¿Quién, Sr. García, tiene más poder que los políticos? La prensa, le contesté. Televisiones, periódicos, revistas controlan la conciencia de la masa después de una aniquilación del valor individual. Titulares mesiánicos que ofrecen, según el pie que cojean, de quién es el nuevo libertador de la Patria, sus ínclitos ideales, su  faraónico programa electoral que levantará al pueblo español y lo encaminará, glorioso, hasta un nuevo horizonte de esperanzas, en el que la opresión y la tiranía no sometan con su yugo a quienes defendieron su nación. ¡BAZOFIA! Mira que la retórica nacionalcatolicista siempre me ha gustado, la considero enormemente elocuente y bomástica, más allá del contenido ideológico que trasciende. Pues con estos mismos ideales, de hacerte inclinar la cabeza y besar los pies del dirigente, se nos presenten hoy medios y políticos. Ahora lo hacen en un lenguaje más desenfadado, más campechano, más hipster pero no se dan cuenta que, en verdad, lo que están haciendo es el hipsterpollas (una mezcla cañí entre el gilí de toda la vida y el rollo progre de Público). Pero vamos, que aquí no sólo tiene la culpa El País, Telecirco o Cuatro. Aquí metemos a todos los que queramos: ABC, El Mundo, Vanguardia... Yo al El Punt, Avui y demás los dejaría a parte, son los que mantienen, aunque en catalán, los valores más frescos del Patria o del Völkischer Beobachter.

Concluyendo. No estoy dispuesto a someterme a la piara de congresistas que nos reinan, donde se enorgullecen de ser inútiles y de haber aprobado por los pelos pero tampoco estoy dispuesto a dejar dilapidar una noble idea que para mí, de momento, aún pervive: la Nación. España sigue siendo un valor plural por el que luchar, trabajar  y sumar. España es una mujer enferma, que poco a poco se va a apagando para terminar siendo una auténtica metástasis. Por eso, sigo firmemente convencido de que hay que luchar por aplicar un tratamiento de choque. Si hay gangrena se extirpa, se eviscera, lo que haga falta. Pero cuatro hijos de puta no van a arruinar un país. Gente deficiente ha gobernado España, auténticos disminuidos psíquicos, estos que no tienen ninguna disfunción mental aparente no se van a cargar el futuro de 47 millones de españoles. 

martes, 25 de junio de 2013

LXII. Soneto con dedicatoria

Solemne pajarraco de altos vuelos
de lúgubre alma y honor ausente,
que no miras al otro frente por frente
y sufres agónico en tus desvelos. 

Embaucas con tu voz de caramelo
detrás de una facha de prudente,
y mesas tu melena sonriente
con un gesto entre idiota y pilluelo. 

Llegará el día de inclinar la corva
que sirva de blasón a tu desdén
de gesto altivo y mirada torva,

y que dejes que la tierra absorba,
cerrándote las puertas del Edén
por que a Dios tu presencia estorba. 

viernes, 14 de junio de 2013

LXI. Sit tibi terra levis

La nostalgia es un sentimiento sobre lo que fue y que no está. Quizá, por ello, muchas veces utilizamos ese hermoso vocablo pero, realmente, sin ser conscientes de lo que, en toda su dimensión, lleva implícito. Ser un nostálgico está de moda, mirar perdidamente al horizonte y evocar en tus ojos y en tu mente, paladear en tus sueños algo que fue - o si quiera se cree que fue - pero que por más que uno se empeña en asirlo con ímpetu se desvanece entre los dedos la imaginación como la niebla en la tarde. 

Hoy estoy poético. Me he prendado de muchas de las reflexiones de un soñador de buenas intenciones y que, sin solución de continuidad, va extiguiéndose en la llama de la vida, sus ojos cada vez más difusos dejan ver un mundo de divagación que lo conduce, poco a poco, a una realidad desconocida y perenne. Sit tibi terra levis. Como el respeto que se le brinda a esa voz de la experiencia sólo queda sentarse y escucharle hasta que un tibio aliento acabe por helarle el alma. Así, una vez la tierra se halla posado sobre su carne baldía sólo nos quedará un recuerdo, un tiempo que fue y ya no es. Así es la vida que pasa como el tiempo, inexorable. Llámenlo pesimismo, pero no quedará de nosotros sino la tierra.

Es por eso que cabe sentarse, pararse a pensar y a meditar sobre lo que viene: iuvennes dum sumus. ¿Ante qué nos enfrentamos ignorantes? ¿Cuál es la esencia de mí mismo y de cuánto me rodea? ¿Qué ha alimentado la desazón de los pueblos para querer perder hasta sus apellidos? La angustia de los malos tiempos preña al consciente y al inconsciente de esa idea de podredumbre, de un mundo que sin remedio parece estar descomponiéndose, desmoronándose como una castillo de arena ante una pleamar. El barco se hunde y se va a pique con nosotros dentro. La gente sólo parece pensar en coger el salvavidas del compañero, pisarle la cabeza si hace falta y saltar por encima de sus hombros con el único fin de salvaguardarse y garantizarse un futuro que no se adivina feliz. 

Los grandes valores de la sociedad parecen ser reliquias de museo que se han disuelto de la razón social en menos de dos décadas. Una globalización ha llamado a perder el norte, a subvertir el orden lógico de las cosas. El poderoso caballero don Dinero, sumergido detrás de la economía y la política, han llamado a perder el juicio de todo un mundo. Ya nada importa sino el dinero. Ni la clase, ni la cultura, ni el valor, ni el honor...sólo la cartera llena. Parafraseando a quien me he venido refiriendo hablaba de cómo el Estado era comparable a una pirámide y en la cual si la cúspide estaba manchada por la corrupción ésta iría resbalando poco a poco para impregnar desde el vértice hasta la base. Sólo el jabón y la lejía, vertida desde arriba, pueden garantizarnos un digno porvenir. Supongamos que no sólo el Estado tiene esta forma sino toda idea, todo concepto y todo valor que, material o inmaterial exista y permanezca en nosotros y en el colectivo: "Europa es una mujer gorda de veintisiete apellidos", donde sólo parecen importar unos pocos...perdón, sólo uno, Alemania. 

La sombra aciaga de la política medra y subyuga a la sociedad. Los valores elementales de la democracia perecen ante el paso infame del político que manipula como esclavos a sus votantes. La garantía de mantenerse a flote en la líneas de poder es lo único que anhelan. El honor de la política ha muerto. El honor del servicio desinteresado hacia la comunidad ha sido dilapidado. España se quebranta sin remedio ante la poquedad y la miseria de una intelectualidad de encefalograma plano. Seguimos sin aprender nuestra Historia y seguimos, por ello, condenados a repetir nuestros errores. Los delirios de grandeza de Felipe II llevaron a la quiebra a las arcas del Estado, como también lo hicieron, de forma continuada, los de Felipe IV. Una megalomanía basada en grandes palacios, grandes flotas, grandes oropeles que sirvieron para enmascarar una realidad imaginada: una grandeza que nunca estuvo. Las dos últimas décadas de Historia han vuelto a poner de manifiesto esa misma ineptitud de un enfermo níveo de consanguinidad y hemofilia. Los desmanes de pequeños patriarcas en sus comunidades, de reyezuelos inútiles rodeados por poder, ambición, dinero y un hermoso séquito de palmeros, nos han conducido sin remedio hasta esto. El honor, el pundonor, la gallardía, la torería parecen haber sucumbido. 

Sólo hablo de sentarnos, pensar y reflexionar en lo que pasa, en lo que sucede. Rescatar del olvido los grandes valores de la humanidad, la virtud, y buscar las bases de un futuro esperanzador. Y que no me llamen nostálgico por que, para mí, cualquier tiempo pasado fue anterior. 

jueves, 6 de junio de 2013

LX. Cuando entre tanto estudio uno se vuelve nostálgico...

No sé por qué, o quizá sí lo sepa...no sé. La cuestión es que cuando llevo largas jornadas de estudio entre las manos, intentando labrarme un futuro entre montañas de apuntes, suele asaltarme siempre un sentimiento nostálgico, un sentimiento romántico que me hace evocar a personas que admiro y respeto, a momentos gloriosos de mis pasiones y me da, en definitiva por perder el tiempo, por distraerme y enajenarme de mis quehaceres académicos (sólo por un rato). 

En esta tesitura, y no recuerdo a santo de qué, me vino a la cabeza un juego que solía hacer años atrás y que de vez en cuando, quizá por ser un freak de esto, me gusta rescatar y entretenerme. Me siento y, por un momento, me juzgo empresario filántropo de una gran plaza de toros. En un despacho, bien arreglado, recibo el gran encargo de organizar la mejor feria taurina - y por tanto idílica e imposible - que se haya contratado jamás. Una feria que sea una auténtica panacea de la afición taurina. Un remanso de gloria y de triunfo clamoroso de la Fiesta en la que, toristas y toreristas, se abracen en un mismo espectáculo, rememorando la gesta y el valor constante, el honor en definitiva, de aquellos toreros de antaño. 

A raíz de esto me vino, ante todo, un nombre a la cabeza. Un ganadero que, por compostura, dicción, conocimiento, temple y convicciones admiro desde lo más profundo. El Excmo. Sr. D. Tomás Prieto de la Cal, marqués de Seoane, y criador de los toros que llevan su apellido. Imaginaba por un momento seis astados bien armados, vareados y luciendo ese precioso pelaje jabonero. Seis buenos ejemplares del ganadero de san Juan del Puerto y tres matadores dispuestos a doblarse con ellos, a lidiarlos y torearlos hasta las últimas consecuencias. ¿Quién podría matar esa preciosa corrida? ¿Tres grandes figuras? Ese apelativo, de figura, conlleva muchos matices que conducen al postureo y como se entrelee de las declaraciones del ganadero a Intereconomía, resulta más encomiable referirse a ellos como "los que mandan", que es más elegante. Quizá, haya que pensar en tres más mediocres, dispuestos a ponerse delante de cualquier bicho, indistintamente de su encaste. Pero como se trata de soñar...sueño con tres de los grandes: Valencia, Alicante y Sevilla. Quien sepa leer, que lea. No obstante, uno abre los ojos y se da cuenta de los depropósitos que a veces vierte la imagianción. ¡Cómo van a torear esos tres algún toro de este ganadero...! 

Entrevista a D. Tomás Prieto de la Cal
Al margen de la serie de sandeces que he soltado y que, si se sabe leer esconde una gran denuncia, me gustaría centrarme en el valor que trasciende desde la palabra de este ganadero de La Ruiza. En sus palabras más que afición, que la hay, se respira respeto y admiración no hacia un toro o hacia un torero sino hacia un concepto abstracto: la Fiesta. Lo más genuino del valor del hombre puesto al servicio de un animal fiero que sólo sabe acometer y defenderse, dejando su vida en el albero demostrando su bravura y su casta. 

En sus palabras hay resuellos de impotencia por ver cómo, no a corto plazo, de que el fin de este espectáculo va perdiendo su esencia más esencial. Demostrar el valor de un hombre ante un animal totalmente desconocido e incómodo, tanto en su presencia como en su desconocimiento. El Romanticismo de la Fiesta se está perdiendo en cada minuto y a su vez se va consolidando, por ferias, una tendencia ilógica  - otra subversión más del estadio lógico de las cosas - una estructura de poder que, por su propia definición, va en contra de las reglas mismas del propio mercado, desoyendo, menospreciando e insultando - ¡eso va por ti Niño perdido! - a quien sostiene económicamente la Fiesta, a través de su bolsillo y de su paso por taquilla. Bien sabe Dios y quien me conoce lo que pienso de José Tomás pero es, realmente, el único torero que ha sido capaz de volver a resucitar un espíritu perdido de entrega y sacrificio hasta el último aliento, donde el valor y el honor recuperan su capacidad de supremacía. El único torero que ha vuelto a ser un héroe social generalizado, conocido en la prensa nacional e internacional, capaz de llenar con un solo rumor el cemento de cualquier plaza de toros del planeta Tierra. ¡El único! Por que es el único que sabe subvertir el orden y ponerse donde ninguno se pone (o casi ninguno). Lo malo es que sólo le da al monoencaste...

El espíritu de José Tomás debería emebeber a todo el escalafón, dejándose los muslos ante todo tipo de toros. Como dice Prieto de la Cal ningún novillero que se preciase podía llegar a triunfar sin haber matado una novilla del hierro de Miura. Ningún matador que quisiera ser figura se iba de la temporada sin estoquear toros de las ganaderías más difíciles. Ahora eso sólo lo vemos en esas cosas que llamamos "gestas" y donde los toros, por mucha divisa verde y roja que tengan, vienen preparaditos para que Ángel Peralta regrese a los ruedos. 



miércoles, 5 de junio de 2013

LIX. La subversión de la lógica de las cosas

Quien conoce mi afición por las cosas bien hechas saben que, para mí, hay cosas que, por el propio establecimiento y orden de las mismas, es impensable que puede llegar a concebir una alteración o subversión de ese estadio lógico y consuetudinario. ¿A santo de qué viene esto? Te lo comento, improbable lector y me remonto a la noche de los tiempos...

En poco más de un mes, en julio, hará doce años desde la primera vez que, de un modo consciente, estuve en una plaza de toros. Fue mi primera tarde de toros, la primera vez que, sentado en un tendido, entendí alguna que otra cosa de las que pasaban en el ruedo y donde, gracias a un anónimo anciano y aficionado de Tarragona, estuve en la Monumental de la calle Mallorca aprendiendo y valorando la que ha sido, desde entonces, mi gran afición, mi pasión. Desde aquella tarde, en la que se lidiaron toros de Jiménes Pasquau y los estoquearon Enrique Ponce, "El Cordobés" y David Luguillano, empecé a entender un mundo nuevo para mí, que se abría ante mis ojos y mi experiencia. Me embebí de él, en tardes libres y junto a mi padre seguí aprendiendo, formándome y amando el particular Planeta de los toros. Me uní a mi padre de una forma indisoluble, tal y como es hasta día de hoy, en una afición compartida y respetada. Él me ha enseñado gran parte de lo que sé, compartiendo viajes a Barcelona, Castellón, Teruel, Zaragoza, Valencia, Guadalajara, Albacete... de todos estos años de aprendizaje y de formación en mi afición, a través de él y de mí particularmente, leyendo, compartiendo opiniones, trabajando como periodista gráfico y cronista durante algún tiempo, entendí y valoré cada uno de los matices que envuelven al mundo de los toros.

Así, desde que inicié mi pasión por el mundo de los toros aprendí muchas cosas y grandes valores que hoy marcan parte de mi vida: respeto, admiración y honor, eso sobretodo. Será por eso que, mientras todos admiraban a las primeras figuras del toreo y pretendían fotografiarse con los grandes maestros yo, en cambio, disfrutaba más, admirándolos tal y como sigo haciendo, a esos toreros que pasan, por que ese es su trabajo, desapercibidos: los toreros de plata. El hecho de que sean de plata y no de oro ya es suficientemente significativo para saber qué papel ocupan en el ruedo, su toreo es secundario pero no por ello menos importante. Su toreo tiene que ser callado, silente, pero eficaz como el que más. Su trabajo está hecho para condicionar el éxito de su torero de filas.

Obviamente son toreros y como tales supuran torería. Ese "Mangui" cuando le ganaba la cara a los toros, ese Joselito Gutiérrez cuando se asoma al balcón, ese José Antonio Carretero con el capote...son tres de los  muchísimos figurones del toreo de plata. Auténticos maestros que cada tarde se juegan los muslos delante del toro, parando al toro de salida (¡qué pena que se esté perdiendo!), bregando y poniendo al toro en suerte, poniendo banderillas y auxiliando en la lidia. Nunca renegaré de esos toreros que, por su propia condición, sólo saben ser toreros. Sólo saben poner buenos pares de banderillas, sólo saben llevar al toro a media altura con un capotazo bien aliviado... pero no por ello quieren más protagonismo. Torean, la gente reconoce su trabajo y de vuelta al burladero. Y lo mismo de los picadores, que le dan el pecho al toro, le tiran con arte la vara, recogen y meten las cuerdas en las yemas. Tener grandes profesionales en una cuadrilla, bajo mi punto de vista, no da orejas pero te asegura una buena fama...

Son toreros que, por falta de oportunidades o por mera vocación, han decidido vestirse de plata y asumen su rol dentro de la cuadrilla. Y ante esto, el quid de la cuestión. En mi educación taurina me enseñaron eso, que un banderillero es un banderillero y no un matador de toros. El banderillero, se dobla con el capote, pone banderillas y si lo hace bien se desmontera, con el permiso de su matador. ¡Qué gran espectáculo cuando unos buenos rehileteros saludan desde el tercio después de una buena lidia! Por que es de justicia reconocerle a un picador un buen puyazo y a un banderillero una buena briega o un buen par de palitroques... ¡Pero qué gran bochorno cuando un banderillero intenta ocuparle el lugar a su torero! Lo más taurino del mundo es el respeto por los compañeros y me pareció sublime la humildad de Javier Castaño a la hora de conceder a su cuadrilla dar la vuelta al ruedo...pero no me pareció profesional la actitud de uno de los banderilleros, queriendo ganarle minutos al reloj, recreándose más de la cuenta, intentando lucirse más de lo debido y queriendo seguir saludando después de haber dado la vuelta al ruedo, requiriendo de sus compañeros para que siguieran saludando al igual que él. Me parece que, por mucha profesionalidad que haya ganándole la cara a los toros, ajustándose al asomarse al balcón y saliendo airoso les falta afición. Por que como aficionado se sabría que hay ciertas actitudes que no se pueden tomar siendo torero de plata. Y es que como dicen el maestro Pepe Montoro cuando cita a uno de los grandes: no hables de toros con malos aficionados por que hay toreros que, siendo buenos toreros, no tienen afición.

Recuerdo, al hilo de esto, a cierto torero de Ubrique que tras haberle dado el peón un par de capotazos más erguido de la cuenta, estirándose con el capote le espetó al cambiar el tercio: ¡Toma, coge tú la muleta...! Si hay mono de lucirse por encima de lo normal, subvirtiendo lo establecido, siempre pueden plantearse coger la taleguilla bordada en oro y probar suerte en los carteles.


martes, 16 de abril de 2013

LVIII. A la luz de los acontecimientos

Cuando el sábado volví a iniciar las andaduras por estos lares, con intención de mantener activo el blog lo más a menudo que me fuera posible, había pensado, sinceramente, que el sábado sería el momento perfecto para ir aportado algunas de mis reflexiones de forma pública. E intenté cumplir esa inteción, pero a la luz de los acontecimientos...

Sé, que a veces, por pensar en voz alta me han caído más de un palo. A la gente, a según qué gente, no les gusta que les digan las cosas tal y como son, más allá de cualquier envoltorio melífluo y cobertura protocolaria. Pero, como vemos, las cosas son como son. Ante un Cabildo soberano manifesté una posición neutra ante la Magna Mariana, por no querer oponerme ante la opinión general de mi hermandad y lo hice con un motivo, el cual hoy mantengo, el que, aunque sin generalizar - por que habrá quién sí crea que todo esto se organiza con un sentido pío y espiritual - lo que va a acontecer en Granada durante el próximo mes de mayo es un escaparate burdo para el lucimiento y el reclamo turístico y eso, señores, miren por donde lo miren, no casa con la espiritualidad, si con la religión por que en la fe y en el creo hay mucho de cultural y de ahí podríamos derivar en el patrimonio, la difusión y otras muchas cuestiones. Pero, en el fondo, la Magna, por mucho que se saque a la palestra como un modo de las hermandades para obtener las gracias espirituales del Jubileo no es más que lo que es. A las pruebas me remito.

Primero el 25 de mayo, para así no distraer a las grandes masas con otros acontecimientos sociológicos dentro de Andalucía pero, ahora, resulta que en esa fecha coincide una final de fútbol y el inicio del Corpus. El Ayuntamiento y la Policía se molestan por que cómo van a controlar la ciudad. Exigen más que proponen que las hermandades queden organizadas por ellos y no por la Federación; a todo esto salta la Federación, indignada y los Hermanos Mayores que están que trinan; el Arzobispo los consuela y, en afán paternalista, decide quitarle hierro al asunto y decreta que la Magna Mariana será el día 18, coincidiendo con el Rocío en Huelva y con la Archicofradía de María Auxiliadora con previsión de salir ese día a la calle...

¿Qué podemos venir a deducir de todo este vericueto? Pues que Pedro Muñoz Seca ve esto y te saca una astracanada que arrasa en las tablas del Isabel la Católica durante seis meses consecutivos. Es surrealista se mire por donde se mire. Y es que, como apuntaba Sergio Berbel en su página personal en Facebook, aquí y algo - en verdad hay muchas cosas - que no terminan de calar en el subconsciente de más de una persona. Entre ellas podríamos venir a destacar el sentido de la imagen pública, el sentido del decoro, el sentido de la firmeza, el sentido de la organización...en definitiva, el sentido del protocolo, entendido en el modo de actuar conforme a las buenas costumbres, teniendo todo previsto, y anunciándolo adecuadamente. 

¿Por qué hemos llegado a este malestar general todos los cofrades? Por el afán del chisme que, a veces, nos envuelve a todos y nos hace llegar a situaciones histriónicas como ésta. Para mí, todo esto arranca de la incapacidad fehaciente que existe de mantener la boca cerrada cuando la ocasión lo requiere, entender que hay decisiones, conversaciones, disputas que no son de interés público y cuyas determinaciones no pueden filtrarse por los bajos fondos sino que, como mandan las buenas formas, esperar pacientemente a que se consensúe una determinación y se exponga ante el público de una forma oficial. Sino, ¿cómo toda la Granada cofrade se enteró de que en el pleno extraordinario de Hermanos Mayores con participación del Arzobispo de que la Magna Mariana se iba a adelantar una semana? Pues por que habría más de un hermano mayor con incontinencia verbal (lo que digo no se refiere a ninguno de ellos en concreto, ni pienso en nombres y apellidos a la hora de decir esto), con incapacidad manifiesta de saber estar en su lugar y saber guardar silencio. ¡Sólo hay que verlo en los Cabildos de oficiales que hay en las hermandades! ¿Acaso no se dice que las deliberaciones de la Junta de Gobierno son secretas? Pues siempre hay alguien que acaba filtrando la información... ¡Nos supera el afán de maruja! ¡Nos supera el espíritu del correveidile de rumor y chascarrillo recién amasado! Las hermandades demuestran que no saben estar. Demuestran que no saber ser lo que deben ser, que les queda grande la consideración que se les tiene (en algunos casos). Ellas mismas no se conciben como una institución donde el peso de la tradición - aunque sea de tres décadas - les determina, donde la Historia les espera para juzgarlos. Parece, a veces, que son más un club social que auténticas entidades culturales y religiosas. 

Y algunos dirán ahora, pero hay qué ver, que la culpa no es de las hermandades...cierto, al menos en parte. La culpa la da la ciudad. Esta ciudad, tan bendita para algunas cosas y tan especial para otras. Granada, vive de lo que fue pero de lo que no le queda nada. No queda nada de esa nobleza y esa gloria intelectual y cultural que fue en el siglo XIV, XV o XVI. Algunos atisbos, así lejanos, en determinados momentos, con focos florecientes, pero que en ningún caso trascendieron lo suficiente. Granada, lo poco que tenía lo perdió a mediados del siglo XX, dejando de ser una ciudad para ser un pueblo grande. Y no se trata del campanilismo de los sevillanos, se trata de creerse algo, convencerse de eso y extrapolarlo a toda nuestra vida y a nuestro entrono. Se trata de creernos algo grande y eso se transmitirá en nosotros. Si seguimos pensando en el borreguismo que nos rodea, nos dejaremos llevar y  seducir por el tufo de palurdos y gañanes de una España oscura - que no entiende de color político - sino de miseria, especialmente intelectual. Esa elite de España trasnochada, no como sentido decimonónico sino como de calaña infame, cateta y abyecta, la representan personajes rechonchos de bonete con borla verde, y toda una pléyade de ellos gobierna, de forma indirecta, a la deriva a cofrades y creyentes. Ellos mismos reflejan, como ámbito más próximo al mundo de la Semana Santa y de la religiosidad popular, el estado de la cuestión, encabezándolo, de tal modo, por su prelado. La improvisación es su fuerte, su punto de apoyo, su forma de entender la vida y las cosas. No son capaces de pensar con altura de miras, no son capaces de entender la dimensión que ello puede tener más allá de los botones de su sotana (¡Ah, que no llevan!)... La fijación de sus poderes en la concepción de la Iglesia propia del señorío y su feudo hace que no hagamos sino sumar un cúmulo de despropósitos. 

Y algunos dirán ahora, pero hay qué ver, que la culpa no es de la Iglesia...la culpa es de sus dirigentes, cierto, pero, también hay que mirar a la Plaza del Carmen. El nombre de políticos les viene grande. Gañanes de poca monta, en todo caso, les iría mejor. Un  cúmulo de personajes cerriles que a menos de una generación, se sacaban la cera de la oreja con el dedo y luego lo chupaban, mientras masticaban una caña. No tengo nada en contra de las personas que no han podido disfrutar, por circunstancias de la vida, de unos medios suficientes como para obtener un mayor nivel de conocimientos, pero sí estoy en contra de quienes teniéndolo, no se acuerdan de la España caciquil y actúan como tal, haciéndonos perder siglos de evolución. Ya es hora que aspiren a tomar decisiones aquellas personas que, más allá de un currículum, tengan una visión de futuro, de expansión, de promoción adecuada a las circunstancias. Esto no es un juego. El turismo en Granada no es algo trivial y anecdótico. El turismo da de comer a muchas personas,a muchas familias y el turismo no está para hacer campaña absurda. El turismo está hecho para generar riqueza y para dar al mundo una imagen de una ciudad moderna que cuida de sus tradiciones las cuales vive con respeto e intensidad, para dar imagen de una cultura, de toda una serie de circunstancial que sacan a relucir lo mejor de nosotros para exportarlo, así, al mundo.

Los planteamientos vergonzosos con los que se saca a relucir estos desbarajustes de horarios, de fechas, de organización...no dan una buena imagen al ciudadano y, menos aún, al exterior. Como dije, cuando seamos capaces de creer que esto está bien ideado y planteado, podremos ser capaces de asimilarlo y extrapolarlo más allá del quicio de nuestra puerta. La Semana Santa de Granada tiene lo que se merece. No tiene al frente gente lo suficientemente capaz como para organizar eventos de esta magnitud turística, cultural y religiosa. No está preparada. De estarlo, la Federación hubiera contemplado, desde el minuto cero, una comisión encargada de organizar todos los pormenores de la Magna Mariana. Esto no es algo circunstancial, nos jugamos mucho y al Arzobispo que no se le olvide. La espontaneidad no siempre da imagen de cercanía y proximidad, a veces da imagen de incapacidad y desorden. Los desmanes últimos en la beatificación de Fray Leopoldo chillando y arengando dieron imagen de esperpento, de exabrputo y de estar fuera de lugar, después de la solemnidad de la ceremonia. Con sus actos sigue demostrando que esto a Ud. también le está holguero...

No podemos seguir permitiendo desmanes como estos. Hemos avanzado, no lo niego. Pero ni por asomo al ritmo que deberíamos. El estado actual de patrimonio de muchas hermandades, en ningún caso, refleja, realmente la situación filosófica que denuncio. Eso, nos lleva a tomar decisiones absurdas, a comunicarlas de la forma más vulgar y chacabana posible. Vivimos en una sociedad donde la imagen prima. El protocolo es fundamental y la educación también. Quizá, además de bordados y costaleros, deberemos preocuparnos por educar en las formas a los cofrades.

La Semana Santa necesita, urgentemente, de un tirón de freno de mano. Un frenazo en seco. Un susto que nos permite reflexionar, sentándonos y valorando, cada uno dentro de sus circunstancias  de lo que ocurre. ¿Qué es la Semana Santa de Granada? ¿Qué somos?, ¿Qué queremos?, ¿Hacia dónde queremos llegar? Nunca podremos encontrar el camino correcto si antes no sabemos ni de dónde partimos ni de hacia dónde nos dirigimos.

sábado, 13 de abril de 2013

LVII. Un propósito nuevo

Cuánto hará que no escribo en este sitio que han cambiado hasta el funcionamiento interno del blog. La falta de motivación, la falta de ganas o la ausencia de ideas dignas de interés que pudieran ser del menor interés hacia un improbable lector, han motivado que durante tanto tiempo me halla mantenido al margen de cualquier entrada, de cualquier opinión pública desde ésta mi tribuna, mi quintacolumna, mi abono personal en la barrera de las cosas. Pero hoy vuelvo, no con muchas ganas, pero sí con ánimo de ser constante en la actualización de este blog al que, seguro, más de uno le gustaría ver eliminado de la red. ¡Lo siento! Lo intenté hace tiempo pero no doy con la tecla...

Podríamos decir, según el calendario cofrade, que ya estamos en un año nuevo. Atrás quedaron nuestras particulares fiestas mayores y nuestra nochevieja propia, la de ese Sábado Santo que suena a despedida, a mirada hacia el futuro, al balance del año anterior y a la lista de los nuevos propósitos. Así, en esa misma comparativa de este nuevo año cofrade que nos aguarda hasta que, justamente dentro de un año, vuelva a ser Semana Santa en Granada quiero sentarme con ustedes, improbables lectores, e intentar escudriñar algunas de las claves que han de servir de punto basilar para las nuevas jornadas y los próximos meses.

1º.- Yo propondría que cada uno - dentro de las limitaciones intelectuales de cada cual - sentarse y reflexionar haciéndose la siguiente pregunta: ¿Qué es una "Estación de penitencia"? Si la respuesta o los tanteos preliminares son algo así cómo "Dícese de una cabalgata privada pa' bailar a los santos o, en su defecto, bautizo gitano donde, después del chinchimpún, llega el convite en la casa de heramandad"... yo, dado el caso, le recomendaría visitar e incorporarse a otras manifestaciones religiosas de la geografía nacional, como la Semana Santa de Avilés o aquella, tan graciosa, en la que unos mamarrachos cantaban el himno del Sevilla C.F. adaptado al paso de Santa María Magdalena.

Si, por el contrario, llegásemos a pensar que es un culto externo de una hermandad en la que se reflejan, más allá de condicionantes estéticos, una religiosidad y una unción espiritual capaz de conmover no sólo a quien participa activamente sino al espectador, podríamos seguir avanzando en las meditaciones.


2º.- Llegados a este segundo punto yo me recomiendo a mí mismo hacerme la pregunta de qué es vestirse de nazareno. Por extensión, podríamos hacérnola todos aquellos que, en algún momento de la Semana Santa, dejamos nuestra indumentaria habitual para disfrutar del placer de sentirse a un colectivo vistiendo una túnica nazarena, un hábito, que te identifique con un carisma espiritual concreto, con un modo de entender la fe y con un elemento distintivo con el que, en comunidad, plantearse durante la duración de tu Estación de penitencia, una serie de coyunturas espirituales o cualquier otra reflexión de calado e interés, que te ayude en tu conversión y en tu vida cristiana.

Obviamente, parafraseando a Asimov, vestir la mantilla contravendría lo dispuesto en la primera regla. En tanto que, la mantilla española, es tan sólo un traje de gala, no una indumentaria que te identifique dentro de un colectivo y te haga sentir partícipe de él de forma gráfica o material. Asimismo, habría que comprender: no son "Hermandad/Cofradía de nazarenos...", ¿dónde quedan las mantillas?. Algunas hermandades - mejor dicho, algunos hermanos - que son puntillosos hasta el extremo seguro que se plantearán introducir eso de Cofradía de Nazarenos y Mantillas...

3º.- ¿Qué es una hermandad? Desde luego, me convenzo cada día que pasa que no es, en ningún caso, un grupo de amigachos con gustos en común, tampoco un lugar de encuentro para ponerse fino de tercios y cañas de barril, tampoco para inclinarse beodo sobre la barra de la casa de hermandad a los sones del himno de Asturias. Yo considero a una hermandad como una institución en la que existen unas normas, un gobierno al que respetar y que todo ello conlleva un cuidado de las formas, del saber estar, de un código de educación y diplomacia extraordinario, donde trabajar el protocolo, las buenas maneras. Por eso, me entran escalofríos cuando recuerdo las palabras de un hermano mayor comunicado la decisión del Cabildo de Oficiales a la voz de: "Vamos a ver..." o aquel otro con el que sentenció la suspensión de la Estación de penitencia exhortando "y es lo que hay". ¡Misterios de la España profunda! Mejor no entro en los bochornos   os estímulos que llevan a más de un Cabildo a querer ser el hazmerreír de la Granada cofrade.

Son muchos más los propósitos de mejora de cara al 2014 pero de momento, con esto, tengo bastante por hoy. No quiero hacerme mala sangre...


lunes, 27 de febrero de 2012

LVI. Fauna cofrade (II)

Al Marquesado de Sade
donde vive el mamarracho,
el lambuzo y el borracho,
sin faltar el buen cofrade.

En soneto fue el primero
homenaje a esta corte,
mas espero que no importe
que el segundo y el tercero
me dirija a la grey,
en cuarteta rigurosa,
pues es estrofa preciosa
de justicia y de ley.

Al falsario repasé,
por traidor y por falaz,
por felón y por mendaz;
y también puntualicé
en delirios y en abusos,
en proezas y desmanes
de aquellos, los charlatanes
que por fuerza son obtusos.
¡Cómo olvidar tan bien
ese gusto irreverente
de toda esta ilustre gente
de reputación fetén...
aunque gusta ser bardaje
entre las filas de quintos
¡Ay, cuántos laberintos
descubrió entre el follaje!

Y en este homenaje nuevo,
siendo osado me atrevo,
a adular a otros tantos;
y no le causen espantos
al espectador confío,
pues que no es cosa nueva
en esta constante leva
de los chismes y los líos.

Dedicatoria primera
para el que se aludiera
(a ese que va de santo
pero que no lo es tanto).
Al santón y al meapilas
- mas sabrás quién es si hilas -
que hasta reza mientras barre
y es Cabrón del aquelarre,
que ya lo dice el refrán,
el hábito no hace al fraile:
es la más puta del baile
y se las come sin pan.
Qué bien reza a diario,
qué puritana y devota,
que va con su breviario
cuando lo ponen pa' Rota.

Dedicatoria segunda,
que al aludido le cunda
(Al que a su lado Satán
resulta un trozo de pan).
Contra ti no tengo nada
a ti, que te has de aludir,
sicut mulier, sicut vir,
hasta la dicha jornada
si bien, presente tengo,
pues tengo la sensación
que antes corto que luengo
joderme es tu intención.
Pues siendo yo hombre de ley,
de costumbre e integridad,
que ante tu pérfida maldad,
atente ante la Ley,
no la del juicio humano,
que resúltame mezquina,
sino ante la Ley divina
donde nada cae en vano.
Serás juzgado, no absuelto,
en la Tierra y en el cielo,
poco aprietas, mucho abarcas,
no me toques con tus zarpas
de niñato de poco pelo.

Y hasta aquí el homenaje
a la fauna que es cofrade,
del Marquesado de Sade
de tan ilustre paraje.

Firmado, un poetastro venido a menos

sábado, 11 de febrero de 2012

LV. Progresía en estado puro



Esto es lo que publica Matu Garrote, una de las dirigentes socialistas del PSOE de Madrid en su perfil privado de Facebook: Siempre digo que en España quemamos pocas iglesias y matamos pocos curas, pero en el altar de la Catedral de Granada dan fe de lo malos que somos los rojos. Así se las gasta esta mamarracha así ven ellos la "Memoria histórica".

miércoles, 8 de febrero de 2012

LIV. Respuesta a "Cazavampiros"

Apreciado amigo, la consideración que te tengo es tanta que no me puedo resistir siempre que puedo a hacerte algún guiño que otro. Ya he comentado en tu blog, acerca de tu entrada Cazavampiros que me resulta cuanto menos extraña la alabanza postrimera de tu intervención hacia el regente del episcopio granadino. Por una vez, y es de justicia reconocerlo, que su intervención ha sido correcta y solemne en cuanto a verdades. Ya está bien que la gente pretenda de vivir, per saecula saecolorum, del bote del Estado. Soy becario universitario, a mucha honra, y no me considero por ello chupóptero, puesto que he trabajado como asalariado y he percibido retenciones completamente desorbitadas, nunca acorde a la categoría profesional que ocupé y aún así, callé. Aquí entramos en un debate de fondo. España sigue siendo un cortijo y a la mínima de cambio todos están dispuestos a coger su parte del pastel antes que alguien la coja por él. Y mientras se piense así el pelo nos irá luciendo como ahora. Cuando se recupere la elevada idea de ESTADO, cuando tengamos asentada conciencia de ello y cuando entendamos que el Estado no es la gallina de los huevos de oro, empezaremos a entender de qué va esto. Pero para eso tienen que cambiar mucho las cosas.

No obstante, y lo que venía yo a decir, como respuesta a mi amigo David no son este tipo de asuntos de Estado, de economía y tal. Sino la profunda y solemne discordancia ideológica que tengo para con él en lo que respecta a la figura de D. Javier. Por ello le pongo en conocimiento, si no lo tenía previamente, de algo que pulula por Interné (Cf. http://blogs.periodistadigital.com/religion.php/2008/03/27/p152614) y que expresa, seguramente, el pensamiento de muchos granadinos y creyentes en general. El teatrillo de Don Javier expresa perfectamente muchos de los abusos morales que hace, muchos de los abusos políticos que hace aunque no llega a reflejar parte de su criminología intelectual, recuerden usías aquello de que el aborto da derecho al maltrato físico de la mujer. El acto de un crimen no justifica el acto de otro. Sin más dilación, y para constancia cultural de los lectores:

Es de sobra conocido
por tanto gasto superfluo
en marchas, sin rumbo cierto,
y tanto inventar chanchullos
para meter a los suyos
en remunerados puestos,
con nóminas sustanciosas
a cargo del presupuesto.

De recibir a los curas
no tiene tiempo ni ganas
pues su agenda está repleta
de senderismo y yincanas;
y si le queda algún tiempo,
se pone a hacer filigranas
promocionando pestiños
o de canguro de niños
en los fines de semana.

Su actitud es sorprendente
pues pasa olímpicamente
de aquellos que por encima
de ideas y de colores,
por el hecho de ser curas,
son sus colaboradores.

Su arrogancia es prepotente
engreída y excluyente,
tan seguro de sí mismo,
que cree saberlo todo
y desprecia al que disiente.
Y a todo el que no se ajuste
a su peculiar talante:
lo ignora, lo discrimina
o lo toma por delante;
y si la cosa se agrava,
lo elimina, lo suspende,
lo fulmina o lo machaca;
y si el asunto no cambia,
o la discordia persiste,
a la psiquiatra Cristina,
sin dilación lo remite.

Pues según cuentan las glosas,
esta tal Cristina Rojas,
por ser kika destacada,
es la mujer designada
para cuidar con esmero
la salud mental del clero.
Y todo aquel candidato
para acceder al curato
o entrar en el seminario,
rellenará el cuestionario
y ella hará un discernimiento
que le indicará al momento,
quien da la talla y la altura
para llegar a ser cura.

En la procesión del Corpus,
el ridículo es total
pues hace de saltimbanqui,
rompiendo el ceremonial;
sus apretones de manos
con frases emocionadas
y bendiciones sin cuento,
a niños y embarazadas,
son causa de cachondeo
en tertulias y veladas.

Y es que donde el se encuentre
siempre ha de ser el centro,
incluso aunque esté presente
el muy Santo Sacramento.
En curias y en sacristías
mandó colgar su retrato
lo cual sirve de alegato
y en prueba de sus manías;
y demás con este dato,
nos confirma con certeza,
sus delirios de grandeza.