miércoles, 29 de septiembre de 2010

XXX. El cuento de siempre

Anoche mismo, estando con unos amigos, me aventuré a vaticinar los titulares e intervenciones oficiales que coparían la información nacional. Unos aseguran que ha sido una pírrica victoria democrática, el Gobierno que no ha sido para tanto... Es el mismo cuento que en las elecciones, todos afirman que han ganado, y una mierda.

Hemos visto la guisa de siempre, terroristas y vándalos haciéndose con el control de las ciudades, abusando de las libertades de la democracia y jodiendo a los demás, a los que no piensan como ellos y han preferido ir a ganar su jornal. Vamos a ver si yo me sé explicar... Una familia de clase media, en donde los principales componentes tienen un sueldo irrisorio con el que dificilmente consiguen abrazar los últimos días del mes; un chaval que habiendo acabado su formación universitaria y postuniversitaria que tiene que malvender su mano de obra para poder emanciparse con un estipendio teñido de desvergüenza; un trabajador autónomo que depende de su esfuerzo diario para conseguir el dinero con el que sustentar su casa; un hombre que no está de acuerdo con manifestarse en contra de una Ley ya aprobada y cuya repulsa social surgió hace más de cuatro meses... ¿por qué esa gente no va a tener derecho a ir a trabajar? ¿por qué un empresario va a tener que cerrar su negocio? ¿por qué un autónomo va a tener que sacrificar su dinero por una causa estúpida que un Gobierno estúpido ha promulgado estupidamente? ¿por qué tiene que llegar a su casa ensangrentado después de haber recibido una paliza de estos "primeros demócratas"?

Yo me pregunto y yo me contesto. Juan Palomo. Una sociedad inútil e inmadura que no ha sabido disfrutar de los privilegios de la democracia sino para abusar de éstos. Unos grupúsculos radicales que se dedican a reventar escaparates, a joderles la marrana a los demás, a destrozarles las pertenencias de su negocio. Nos lo venden como crítica a las reformas de los derechos del trabajador cuando en verdad lo que quieren es prender en llamas y alzar su grito colérico al mundo para revindicar su superioridad y saciar su afán de conquistar el mundo. Barcelona ha vuelto a ser el ejemplo de la revolución, de la masa iracunda y despiadada, que desguaza y despadaza la carne como los carroñeros. Se alimentan del orden establecido, de la paz del ciudadano para quemar, alborotar, destrozar, aniquilar lo que no está en su perfil ni en su consonancia.

España se tambalea con un Gobierno hastiado y pusilánime. Un Gobierno que ellos mismos situaron, que ellos mismos ensalzaron y aclamaron como salvadores de la moral y del derecho del obrero. Pero ni ellos saben quiénes son los obreros, ni qué es la lucha por la moral, ni qué es la lucha de clases. Los ideales han muerto, ya no quedan políticos auténticos ni hombres de Estado; sólo quedan aprovechados y farandulistas de turno. Defienden la causa quienes se alimentan con codicia, quienes no madrugan para ir a trabajar. Se quejan estudiantes que no viven sino para vaguear y reivindicar gratuidad por doquier para tener asegurado su puesto. Se quejan aquellos que no deben de quejarse. Se quejan los que envidian a los grandes países de Europa.

No os quejéis por trabajar dos años más, no os quejéis por un despido más barato. Quejaos por que el sueldo mínimo se equipare al de Francia, Alemania, Suecia... Quejaos para que las bajas por maternidad se han equiparables a las germanas... Quejaos para que las becas a estudiantes universitarios sean como las de Finlandia... Quejaos para que el presupuesto de I+D sea comparable a las de las potencias europeas y mundiales... Quejaos para que este deje de ser un país de parados. No os quejéis por pretextos que nadie notará sino por aquellos que nos impiden ser grandes y libres.

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