miércoles, 13 de abril de 2011

XLIV. Respuesta a "Datos que quitan el sueño"

No es la primera vez que me atrevo a sucribir cada una de las palabras y matices que ofrece mi tocayo Jiménez-Muriel en sus artículos de La alacena de las ideas. Tampoco es la primera vez que le azuzo a los cofrades cuando se lo merecen pero hoy, quiero romper una lanza y atreverme a matizar las palabras de David.

Los datos son los datos y ahí no hay nada que rebatir. Las estadísticas son clarividentes y es absurdo ignorarlas u obviarlas puesto que entraríamos en una burda patraña si nos atreviésemos a tal cosa. No obstante sí podemos, y debemos, meditar y razonar el por qué de esos datos. Analizar pormenorizadamente qué reflejan y qué justificaciones plantean al respecto para dar esos resultado y no otros. Por supuesto todo tiene una explicación y una justificación aunque a veces duele decirlo. Me he caracterizado siempre por esa sinceridad en mis palabras y sé que a más de uno - si es que llegan a leerlo - les dolerá como un tiro de sal en el pecho. De antemano mis disculpas a quienes ofenda pero es por que sabrán, aunque nunca se atreveran a admitirlo, que en parte la razón está conmigo.

Decia mi tocayo que nos gusta excusarnos sobre los datos y justificar que los cortejos paupérrimos que presentamos en ciertas hermandades es por que es tradición que sea un cortejo escueto, con una nómina de cofrades algo limitada... Eso en ciertas hermandades es una tradición y no podemos cambiarlas. Si la tradición es hacer el vago todo el año, regodearnos en la nada, tirando balones fuera y encima criticando a otras hermandades en cuestiones ajenas cuando se menciona esto no podemos hacer nada. La tradición de la vaguería, de la comodidad y del tópico de la siesta y puchero es una férrea costumbre en ciertas corporaciones que resulta prácticamente imposible de cambiar. De hecho, evadirse de esa mansedumbre y de ese letargo pesado y cansino supondría un gran esfuerzo...inclusive tendríamos que pensar en cómo atraer nuevos hermanos... ¡Ardua tarea esa con lo fácil que es no hacer nada!


La vaguería, la dejadez, la conformidad... son algunas de las características que ondean con gala en nuestras cofradías y en las que se limitan a las cuatro chuminadas de siempre para ir salvando el culo año tras año. Una hermandad, y siempre lo he defendido, es como una empresa. Ni más, ni menos. Todo el mundo es importante. Desde el director, como Hermano Mayor, hasta la mujer de la limpieza o el guatemalteco que sale arrastrando el utillaje. Todos son IMPRESCINDIBLES y todo conlleva un complejo proceso en el que engranar el trabajo común y depositarlo en una única dirección. Las hermandades deben vender un producto y el cual tiene que agradar a aquellos quienes lo consumen, si no la empresa va a pique.

Un Hermano Mayor tiene que saber coordinar, dirigir, atender, dirimir, conciliar, respetar, consensuar cada una de las peticiones, demandas o propuesta que se le hagan por el bien de todos. El Cabildo de Oficiales debe tener claro cuáles son los objetivos a conseguir: ¿quiénes somos? ¿qué queremos? ¿cómo lo queremos? ¿hacia dónde vamos? ¿por qué lo queremos? Planteadas estas cuestiones y asimiladas con profundidad podemos empezar a trabajar, mientras todo lo hecho es agua de borrajas. El Cabildo General es el encargado de dar respuesta a cada una de esas preguntas mientras que los Oficiales sólo deben buscar el camino más práctico y más eficaz de obtenerlo. Así se hace un producto.

Es cierto que hay que tener en cuenta otro tipo de factores como son la publicidad. No nos basta con tener algo sino sabemos venderlo. El sello de cada hermandad es inconfundible, o debería serlo. Esas cofradías que navegan sin rumbo, que pasan de todo y aquello cuanto lo hacen es de cualquier manera sin darle la rimbombancia necesaria y sin darle la publicidad requerida pasan inadvertidas. Se sabe que están pero no dicen nada. Dos hermandades ahora mismo son las que, sin cabida a dudas, tienen un sello más definido e inconfundible. Ambas, opuestas, llevan a gala su sello, su porte, su clase, su manera de ser. El resto, poco a poco, van adquiriendo esa necesidad de plantearse y de plantearle al mundo que aquí estamos y esto es lo que os ofrecemos.

Mas se me hace necesario que dentro del ámbito de concienciación que tiene Granada al respecto de estas cuestiones cofrades es poco o limitado el alcance que tienen las hermandades para comunicar y saber ofrecer las grandezas que hay en las hermandades, en verdad sólo en algunas. Ahí es donde entra la Federación, la que debe saber TRABAJAR POR TODAS LAS HERMANDADES. Buscar el avance y el progreso de todas no sólo en la Pastoral, que para eso cada una tiene su Director Espiritual sino en el beneficio crematístico que asegure su progreso en el patrimonio y, con éste, un mayor foco de atención para el resto de la ciudad y, a su vez, a un mayor groso de turismo. No veo a ningún federativo machacando a la Lonja de Comercio, no veo a ningún federativo machacando a los gremios de hosteleros para que arrimen el hombro. No veo a ningún federativo llamando puerta por puerta a las grandes empresas granadinas para que suelten dinero para las Hermandades...todos esos entes privados del sector terciario sacan tajada de la Semana Santa, pero las Hermandades no ven un duro. ¿Dónde hay convenios de colaboración de estos entes para con la Federación que a su vez repercuta en las Hermandades? Deberían exigirles, por lo menos, el 1% bruto de todos los ingresos que se efectúen de Domingo de Ramos a Resurrección. A ver si ese dinero, repartido entre las cofradías no da para evolucionar... Por que me gustaría mucho ver, sin duda, a COVIRAN (Cooperativa Virgen de las Angustias) soltando guita para la Semana Santa de Granada en vez para el Carnaval de Cádiz...

Resumiendo. Las hermandades necesitan del dinero para progresar en cuanto a enseres, calidad de los mismos, adquisición de patrimonio y cuestiones afines pero sin un planteamiento sólido de trasparencia, de colaboración y de democracia es imposible que una Hermandad progrese. Sino vean ustedes mismos al ritmo que van los cortijos...

2 comentarios:

  1. Y yo que suscribo lo que dices, pero matizando igualmente... Yo no quiero que COVIRAN, o cualquier otra empresa me dé un sólo duro. Lo que quiero es que si mi hermandad dice que tenemos cerca de 800 hermanos y 500 hacemos Estación de Penitencia, salvando a (con una generosidad extrema) 100 que por cualquier cuestión no ha podido cumplir (insisto, 100, con una generosidad extrema), a mí me sobran 200 personas. Porque no se trata de que 200 personas me paguen al año 28 ridículos euros de cuota de hermano y me provoquen como poco 10 ó 12 euros de gasto de secretaría y boletín.

    Es decir, que para una triste aportación de 16 euros (x 200) que le supone a la hermandad 3.200 euros anuales, prefiero que no estén. Y ya está.

    Nos tenemos que acostumbrar a que esto lo costeamos los interesados. Hay que ser más imaginativos a la hora de sacar dinero, y no esperar la sopa boba de algunos, como si fuéramos sindicalistas o apesebrados del Gobierno.

    A mí, que nuestra hermandad esté entre las primeras con las cifras que tiene, me da vergüenza. No de mi hermandad, sino de las cifras y de mi ciudad, porque estas son de las mejores.

    A mí, que no se pongan soluciones, me da vergüenza: hay que hacer sentir importante al nazareno, involucrarlo y destacar su participación; hay que ponerle las cosas fácil (no se puede tolerar que nuestra hermandad cobre una ridiculez de papeleta de sitio al costalero y que sea más alta y cara la del nazareno, eso no es de recibo) y hay que andar más rápido y sin tantas concesiones. Hay que recortar y salir a horas más prontanas y hay que convencer a la Curia que nos deje entrar antes en Catedral, o dejar de pasar por ella, y punto. Así de tajante.

    A mí que me sople el 1 % una Cámara de Comercio me la trae al pairo. Porque tendré más dinero, mejores enseres y fabulosos pasos, pero a nadie que lleve las insignias y que porte las andas. ¿O no? Pues eso.

    Potenciar la figura nazarena entre la juventud.
    Aumentar la celeridad de tránsito.
    Recortar camino.
    Salir a horas más apropiadas y regresar más temprano.

    Y no hay más. El dinero lo traen los hermanos; los de verdad, no los ficticios.

    Y como siempre, tocayo, eres un genio.

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  2. Estoy de acuerdo contigo pero tienes que reconocer que cuanto mayor es la calidad patrimonial de la hermandad un mayor groso de hermanos tienden a acompañarte y realizar contigo la Estación de Penitencia. Ciertamente, este tema da para más así que prometo hacer una entrada explicando y matizando que no sólo el dinero es lo importante...pero que el patrimonio llama a mucha gente a participar, igual que actos extraordinarios e inclusive grandes efemérides como una coronación. Lo dicho, prometo escribir sobre el tema y argumentar ciertos temas que, quizá, parecen que han quedado subyugados por el poder pecuniario. Un abrazo!

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