martes, 14 de septiembre de 2010

XXVI. Sacrus Protector Urbis Granatensis


Déjame, Señor, llevar tu Cruz

y cuan sea presa de la muerte

y postrado esté mi cuerpo inerte

déjame verte y ver tu luz.

Dame hoy pues, Cordero de Dios

tendida la mano a sentir tu gloria,

que nunca se borre de mi memoria

tu amor que en mi estuvo en pos.

Quiero beber tu sangre, tu palabra,

y estrecharla, al fin, contra mi pecho,

y llorarte muerto en tu lecho,

viendo que la vida se entreabra.

Lleva Pastor a tu rebaño,

ya que él en ti guardó su voto

y todo su corazón devoto

por ser su Protector año tras año.


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