jueves, 6 de mayo de 2010

XII. Los acólitos: problema litúrgico en las Hermandades

"Dentro de todos los cometidos para los que el acólito está autorizado el más propio y específico es el del servicio al altar. Describimos su ministerio.

En la procesión de entrada participará, llevando como los demás ministros las manos unidas por la palma y el pulgar derecho sobre el izquierdo a la altura del pecho. Tras la reverencia al altar ocupa su sitio en el presbiterio y allí permanece hasta el comienzo de la Liturgia eucarística, salvo que se le reclame para otros servicios.

Al acabar la Oración de los fieles se dirige al altar con el cáliz vacío, el purificador, la patena con el Pan, la hijuela si se usa y el corporal. Si no hay otro llevará las vinajeras y el copón con hostias para ser consagradas si procede.
Extiende el corporal sobre el altar y coloca cerca el cáliz y la patena, pero no los pone sobre el corporal ya que esa acción corresponde al presidente. Tampoco echa el vino y el agua en el cáliz.

Si hubiese procesión con los dones ayudará al sacerdote. Recogerá los objetos que le entregue el sacerdote y los pondrá en el sitio adecuado.
Cuando sea el momento, desde el lado derecho, acerca la vinajera del vino con su mano derecha ofreciendo el asa al sacerdote. La retira con su mano izquierda y acerca la del agua de la misma manera. A continuación se retira al extremo derecho del altar y procede al rito del lavabo, que recordamos no es optativo aunque muy frecuentemente se omita –si hay incensación de las ofrendas esperarán hasta que termine–.

Si hay dos, uno de los acólitos sostiene el aguamanil –jarro con el agua– y la jofaina –vasija para recoger el agua del lavabo– y otro la toalla, llamada manutergio o cornijal. Después se retira a su sitio y ya no interviene más hasta la comunión salvo que sean requerido para otra acción –sostener un micrófono o un libro–. Los acólitos, mientras están sentados, deben tener las manos extendidas sobre las rodillas.

Puede tomar el copón del sagrario si se va a usar, haciendo genuflexión, y colocarlo abierto en el altar para que el sacerdote lo coja y asimismo acompañar al sacerdote con la bandeja de comunión mientras la reparte. Si como ministro extraordinario de la comunión tuviese que repartirla lo harán según el rito establecido, o sea, mostrando la hostia a los comulgantes y diciendo “El cuerpo de Cristo”. Al acabar, coloca el copón de nuevo en el sagrario, haciendo genuflexión al terminar.

Tras la comunión y mientras el sacerdote permanece sentado un acólito procederá a doblar el corporal y hacer las abluciones, en la credencia o al acabar la misa. Esta acción no es propia del presidente y debería realizarla siemprNegritae el acólito (o diácono). Una vez despejado el altar se retira a su sitio. Inclina la cabeza al recibir la bendición y al terminar la Misa participa en la procesión de salida de igual forma que en la de entrada".

Esto es lo que dice el acólito instituido D. Jesús Luenga Mena en su blog personal La Liturgia. ¿Por qué reproduzco en su integridad el texto? En el anhelo y esperanza de ver si Granada APRENDE en sus Hermandades a ver la importancia del uso correcto de los acólitos y sus funciones más allá de las procesiones.

El hecho de que una Hermandad haga participar en su cortejo a un número de acólitos determinado no es un gesto casual ni sujeto al gusto o carácter de la Cofradía en cuestión. Ni es un complemento ni tampoco un mero adorno. La participación de este ministerio eclesial enfatiza el carácter solemne y piadoso del acto. Para esto es necesario comprender los aspectos fundamentales siguientes: tanto el cirial como el incensario son elementos litúrgicos dispuestos para la solemnidad de las celebraciones religiosas, por ende, requiere un uso correcto, formal y respetuoso, un gesto de adecuación al acto. Así, pues, es del todo intolerable que se puedan ver en Hermandades y Cofradías a miembros que tienen el cirial agarrado de una forma irreverente que hacen usos indebidos así como los incesarios o turíbulos.
Otro aspecto fundamental es entender que el uso de estos elementos así como el uso de la dalmática es un uso exclusivo del acólito, al igual que el sacerdote tiene de la casulla, la estola. Jamás deberá un seglar ponerse una dalmática...aún así se hace. Existe una tradición no-escrita y consentida por el clero andaluz en el que se permite el uso de dalmáticas a los seglares para las funciones solemnes y procesiones. Entendemos, pues, que se trata de un "privilegio" que se concede el uso de esta prenda litúrgica para quien no cursa el sacerdocio. Esto dilucida dos cuestiones necesariamente hechas para meditar: 1. Entendiendo que sólo los varones pueden ser sacerdotes y el acolitado es un ministerio menor antes de alcanzar éste primero aquellos que son seglares y hacen revestimento de prendas litúrgicas que no le corresponden, habrán de hacerlo con el mayor decoro, respeto, primor, cuidado, atención y actitud comedida. Ya que se disfrazan de quienes no son que cumplan con respeto las atribuciones de quienes finjen ser. 2. Entendiendo que sólo los varones pueden ser sacerdotes y el acolitado es un ministerio antes de alcanzar éste primero por qué hay mujeres vestidas de acólitas. ¿Qué juego es ese?

Mediten y maduren las cosas. No estamos en un circo de sacar y meter imágenes de las iglesias. Es un gesto piadoso y de fervor con una marcada liturgia. Si el acólito es un servidor del altar deberá se hombre y respetuoso con su gesto. Como acólito que es, o finge serlo, que actúe con el respeto debido a su posición pues si entendemos que en la Misa hay que seguir un rigor en una procesión cualesquiera no ha de ser menos.




2 comentarios:

  1. Lo mismo que la casulla es la ropa liturgica del sacerdote, la dalmática es la del diácono, no siendo propia para los acólitos, cuya ropa litúrgica son las albas, o a lo en su defecto sotanas con roquete.

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  2. La cosa está clara... Con dalmática no debería salir nuestros hermanos seglares. Ni hombres, ni mujeres. Y por supuesto, sin ella, cualquiera. Lo que no podemos es plantearnos que "hacemos la vista gorda con el seglar" pero nos rasgamos las vestiduras con "la" acólito.

    O todos moros o todos cristianos. Y si queremos ser papistas, por lo menos, hay que saber latín...

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