viernes, 5 de noviembre de 2010

XXXIII. Carta al "anónimo" de un blog cerrado

El refranero español, que es muy sabio, ya lo advierte: a cada cerdo le llega su sanmartín. Efectivamente, como buen cerdo de muerte la rotunda justicia cayó sobre él. Y le desproveyeron de su abyecto propósito, de su ruin contenido y del execrable intento de dilucidar aspectos personales de personajes de una relativa consideración. Como ves, amadísima, hemos sabido quién eres.

Siempre se ha dicho que la justicia tarda, pero se manifiesta en su esplendor. De momento ya ha hecho acto de presencia aunque no ha mostrado rotunidad, de momento. Este mequetrefe de tres al cuarto, de inglés de andar por casa, de oratoria mediocre y de alma en putrefacción ha venido acosando a varios amigos míos en las últimas semanas. Prudentes, conociendo el daño que estaba realizando, han permanecido en silencio, con el ánimo de no seguir despertando la fama efímera que estaba alcanzando este hijo de algo, que no hidalgo, a costa de escudriñar los momentos turbios de la vida de estos personajes de fama relativa que decíamos.




Yo puntualizo, qué podríamos decir de la vida de este papanatas por que seguramente él también tendrá un trasfondo vital que asuste hasta el Tenorio. ¿Líos de faldas, quizá? Lo dudo, él como en aquella oda a los buenos cofrades debe ser los que gusten de felar en el Rasillo. Como los buenos cofrades se jacta de su irreprochable moralidad cuando moriría por los huesos de sus congéneres académicos, por asir sus carnes enjutas y deslizar su lascivia por los más prohibidos senderos del placer. Como buen cofrade y frustrado conmilitón de solideo tras una apariencia inocente, de mamarracho que le faltan tres hervores, mira y sonríe, habla y se ríe aventurando el pecado ajeno y difamando a la grey que le rodea, sin saber que él mismo se tira piedras en su tejado.

No hace falta incurrir, como ves, en la mísera trayectoria que has llevado cavándote con ella tu sepulcro. La justicia prevalecerá, recuérdalo. Y sabes que te has creado enemigos, algunos de ellos están dispuesto a tomar la justicia por su mano, otros más benévelos sólo tienen miramiento de sentarte ante un Fiscal yo me conformaría con dar a conocer públicamente tu nombre y tus fechorías ante todos los Cabildos de Oficiales de las Cofradías de Granada, incluida la 33. Que sean esos entes "poderosos" los que se ceben con la carroña de tu espíritu y una vez despedazado no tengas ni vergüenza siquiera para mirar de tú a tú al que saludas.

¡Va por ti!

P.S. A diferencia de ti invitado de piedra a la cena mortuoria de tu dignidad, muestro mi nombre, mi apellido pues me enorgullezco de lo escribo y asumo y acato lo que derivan de mis actos y de aquellos que realizo en mi nombre. Ahí lo llevas.

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